Ante tanta oscuridad es lógico sentir miedo, si ponemos nuestra mirada en lo que no podemos ver, así que volteemos a ver las bendiciones de Dios. El evangelio proclama las buenas noticias, y la mejor de todas es que Dios nos envió a un Salvador, Cristo el Señor, así que no debemos tener miedo, sino alegrarnos en su salvación.
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