Si hay algo que valora Dios es que reconozcamos nuestras fallas y nos rindamos a Él. Algunos físicamente se arrodillan ante Dios, pero espiritualmente siguen erguidos. Si los frutos de la carne (ira, celos, contienda, fornicación, etc.) te gobiernan, quizás es porque no te has rendido por completo a Él. Puedes aparentar que eres cristiano, pero tus emociones y acciones te delatarán si no son controladas por el Espíritu. Necesitas ponerte a cuentas con Dios y hacer frutos dignos de arrepentimiento, esa es la mejor ofrenda que espera de ti el Señor.
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