El fenómeno de los últimos tiempos: “cristianos domingueros”, una vez a la semana, van a la iglesia: adoran a Dios, ofrendan, escuchan el mensaje, y no se les vuelve a ver hasta el siguiente domingo. Viven en aislamiento, solitariamente porque no se involucran con el mundo, pero tampoco con la iglesia. Están en la iglesia, pero no conocen a nadie, porque no conviven con los hermanos; no participan en ningún ministerio, porque no han sido discipulado y por lo tanto, desconocen todo lo que la iglesia puede hacer por ellos y lo que ellos pueden hacer para Dios. Llevan una vida monótona, porque no hacen nada malo, pero tampoco nada bueno.

Por personas como ellos, los no cristianos creen que la vida en Dios es aburrida. Así que prefieren al mundo, porque les ofrece más entretenimiento, así que ellos esperan con ansias el fin de semana y el pago de su salario para irse a las fiestas, los bailes, los conciertos, el cine, al restaurante, el partido de futbol o simplemente visitar a los amigos. No quieren dejar eso para encerrarse en una iglesita.
El enemigo nos ha hecho creer a ellos y a nosotros, que para los cristianos es malo el entretenimiento, que solo debemos ir a la iglesia, leer la Biblia, orar y evangelizar; pero eso no es cierto, nosotros podemos divertirnos sanamente. Así como hay eventos en el mundo, la iglesia tiene los suyos, pero simplemente, no todos los estamos aprovechando, porque no nos enteramos, por apatía, por “codos” o simplemente por flojera y nos quedamos encerrados en casa.
Los cristianos también organizamos fiestas, convivimos y jugamos. Tenemos conciertos y funciones de cine, hacemos días de campo, retiros, campamentos, congresos, conferencias, obras de teatro, concursos, invitamos a los amigos a comer o ver una película en la casa. Tenemos encuentros deportivos, culturales y bíblicos, en fin, tenemos muchas actividades enfocadas a la diversión, y lo mejor de todo es que no solo complacemos al cuerpo, sino que nuestra alma y espíritu son edificados y avivados, porque la comunión con los hermanos nos vitamina.
Así que lo que les recomiendo es que no se aíslen, que participen, que se integren al Cuerpo de Cristo, que además de ir el domingo a la iglesia, busquen cada semana en la “Cartelera de la iglesia" un buen evento e inviertan tiempo y dinero en una sana diversión.
Recuerden que Dios quiere que vivamos en comunión con Él, pero también con nuestros hermanos en Cristo y este tipo de actividades son el “marco perfecto” para conocernos y convivir.
Mayo 2011