Terminamos el año, y para algunos de nosotros fue muy difícil. En el mundo se manifestaron la maldad y la violencia, hubo justos que pagaron por pecadores, enfermedad y muerte. Pero en medio la aflicción nos acordamos de Dios, con más clamor y ruego, nos derramamos ante el Único que podía librarnos del temor y la desesperación del alma. Ya que las cosas pueden estar mal afuera, pero podemos estar bien por dentro si nos aferramos a Él. La paz que nos provee confiar en un Dios que tiene cuidado de los que confían en Él, es el ancla que nos mantiene firmes ante las adversidades.
Conocer lo que quiere Dios para nuestras vidas trae bendición, y dice Su Palabra que sus pensamientos para nosotros son de paz y no de mal (Jeremías 29: 11-14). Los que creemos en Dios hemos aprendimos que no debemos temer al hombre que puede matar nuestro cuerpo, sino al que puede destruir nuestra alma y cuerpo (Mateo 10:28), porque lo realmente valioso no es lo mortal (el cuerpo está destinado al polvo), sino lo eterno, como es el caso de nuestra alma que debe regresar con Dios. Nuestros pensamientos han cambiado, y decimos que: “Mejor es el cielo que la tierra”. Ahora, nuestro ser glorifica a Dios con el cuerpo, en vida o en muerte, pues para los cristianos el vivir es Cristo y el morir es ganancia. Estamos aquí en la tierra no porque sea el mejor lugar, sino porque debemos ser de provecho para los que los que nos necesitan, así que por amor a ellos estamos vivos (Filipenses 1: 20-25), pero debemos prepararnos para comparecer ante Dios, porque un día no muy lejano seremos llamados a Su presencia. La muerte no debe causarnos temor, porque Cristo la venció. Porque Él destruyó a la muerte y, por medio de la buena noticia, nos ha dado la vida eterna. (1 Timoteo 1:10 TLA), así que la vemos como un boleto de pasaje a nuestro hogar celestial.
Cuando sabemos que Dios está con nosotros y que quiere vernos muy felices, podemos entender que los trastornos que pasamos son temporales y que habrá bendición para nuestras vidas. Así que cuando las cosas no se ven bien, debemos pensar que habrá un mañana mejor, donde se manifestará el Sol de Justicia y obtendremos la salvación y la alegría que el enemigo nos quiere quitar. Los malvados un día serán destruidos, dice su Palabra que ya está cerca el día en que los orgullosos y malvados arderán como la paja y se quemarán por completo a causa del enojo de Dios (Malaquías 4), pues El intervendrá, el hombre ý el diablo no seguirán haciendo su voluntad, pues serán juzgados y condenados por sus obras.
Jesús considera nuestro dolor, Él mismo experimentó el dolor para compadecerse de nosotros y en una ocasión sentado en un monte, les dijo a los que estaban allí, y quedó asentado en la Biblia para nosotros: las bienaventuranzas. Palabras de amor para los que creen en Cristo Jesús. El significado de “bienaventurado” es que es afortunado y feliz. En la antigüedad la palabra bienaventurado se usaba para dar una felicitación a las personas que por su forma de ser o de actuar estaban ligadas a Dios. En la Biblia versión lenguaje actual en Mateo 5: 3-12, traduce la palabra bienaventurado, por Dios bendice, es decir que los felicita y los premia por actuar de tal manera. En esa porción bíblica es bendecido quien confía totalmente en Dios, pues de esa manera recibes la cobertura del reino de Dios. Bendice a los que sufren; el sufrimiento es una sensación que se ve reflejada en un dolor o infelicidad, los cual nos habla de sensibilidad. Hoy en día la gente no quiere sentir, evita el sufrimiento, así que ignora las cosas. El sufrimiento ayudó a Pablo a no enaltecerse, la gracia de Dios fue suficiente para perfeccionarlo en su dolor, alcanzó gozo en sus debilidades, afrentas, necesidades, persecuciones, angustias; porque cuando era débil, se sentía fuerte en Dios (2 Co. 12: 7-10). En el mundo tendremos aflicción, pero debemos confiar, pues Cristo ha vencido al mundo (Juan 16:33). Dios bendice a los humildes, aquellos que a pesar de sus virtudes pueden reconocer sus limitaciones, defectos y errores, a ellos se les dará la tierra prometida. Dios bendice a los que desean la justicia, porque ellos buscan la voluntad de Dios y no la de los hombres, así que se les cumplirá su deseo. Dios bendice a los que son compasivos, la misericordia es un sentimiento de pena por los que sufre que los impulsa a mitigar el dolor o la necesidad del afectado, por ese bello sentimiento, Dios les promete que Él también los considerara. Dios bendice a los que tienen un corazón puro, son los que buscan a Dios, su limpieza es por la obra de Dios en ellos, así que lo verán. Dios bendice a los que trabajan para que haya paz en el mundo, estos son los pacificadores, ellos serán llamados hijos de Dios. Dios bendice a los que son maltratados por practicar la justicia, por ser rector y honestos ellos forman parte de su reino. Dios los bendecirá a ustedes cuando, por causa El, la gente los maltrate y diga mentiras contra ustedes. ¡Alégrense! ¡Pónganse contentos! Porque van a recibir un gran premio en el cielo. Así maltrataron también a los profetas que vivieron antes que ustedes.
Este pasaje resalta actitudes que deberían estar en tu vida, características presentes en los que viven con Dios: tienen fe, buscan la voluntad de Dios y la paz, son sensibles, humildes, puros y misericordiosos, y algo muy importante, están dispuestos a todo por Dios. Muy feliz es el hombre que no es castigado sino recompensado por Dios. Así que, para lograr ser muy feliz, creerle a Dios y pasar más tiempo con Él. Marisa Valle