El pueblo de Dios en el tiempo de Jesús fue sometido por Roma. Mateo trabajaba para los romanos cobrando impuestos al pueblo de Dios. La gente no lo quería porque servía sus opresores y les quitaba el dinero que con trabajo ellos obtenían. Sus compatriotas lo tenían considerado como una persona inmunda y sucia, así que no se juntaban con él y no le permitían asistir a la iglesia.

Mateo seguramente gozaba de ciertos privilegios por hacer ese trabajo, además debían de haberle pagado muy bien, por eso a pesar del desprecio de la gente no dejaba su empleo, pero seguramente estaba triste porque en su ciudad no lo querían. Un día, mientras estaba sentado en la mesa de los tributos públicos, Jesús lo vio y le dijo que lo siguiera y Mateo lo hizo.
Mateo invitó a Jesús y a sus discípulos a cenar a su casa, pero también invitó a otros hombres que tenían el mismo oficio de él, hombres considerados pecadores y con mala fama entre los judíos. Jesús aceptó su invitación y cuando los religiosos de aquel tiempo lo vieron, les preguntaron a sus discípulos: ¿Por qué su Maestro come con semejante escoria? La escoria es una sustancia sucia que sale del residuo del carbón, como una pelusita negra, así miraban a esos hombres, porque les quitaban el dinero a ellos para dárselos a los romanos.
Cuando Jesús los escuchó, él respondió: Las personas que están sanas no necesitan ir al doctor sino los que están enfermos. Aprendan: Yo vine a invitar a los pecadores para que sean mis discípulos, no a los que se creen buenos. Dios, prefiere que sean compasivos con la gente, y no que le traigan ofrendas.
Las personas que se creen “buenas” juzgan a los que creen que son “malos”, pero Dios quiere que entendamos que Él nos ama a todos y que no quiere que despreciemos a nadie. Esas personas también necesitaban a Dios, pero los que se creían buenos les habían cerrado las puertas de su corazón y también de su iglesia, como entonces ellos iban a cambiar, si nadie les ayudaba.
Dios quiere enderezar los pasos de los que van por caminos que no los conducen a Dios, quiere hacerlos nuevas personas y darles nuevas oportunidades, Mateo dejo de ser cobrador de impuestos y se convirtió en pescador de hombres, porque se unió al equipo de Jesús y empezó a compartir la Palabra de Dios.