Desordenado, flojo, inconstante, negligente, voluble, impuntual, anti romántico, desatento, distraído, bromista, despilfarrador, serio, antisocial, egocéntrico, indiferente, insensible, vanidoso, imprudente, impaciente, inseguro, celoso, criticón, chismoso, ¿qué es esto? Una lista de defectos, que podemos encontrar en nuestra pareja y la lista podría ser mucho más larga, porque defectos hay muchos.
Cuándo miras a tu pareja ¿qué ves en ella? Defectos o cualidades, quizás tu respuesta dependa de las circunstancias que vivas, si todo va bien, sus virtudes sobresalen, pero si las cosas no caminan como quisieras, sus defectos se acentúan. Es como el ejemplo de la hoja blanca con el punto negro, a pesar de que casi todo está blanco, nos enfocamos en el puntito negro, como si llenara toda la hoja. Para tu pareja es muy feo que te la pases recordando lo que hace mal y sobre todo que lo exhibas delante de otros, porque es muy típico contarles a otros, los defectos de nuestra pareja, sobre todo cuando estamos molestos, creo que lo hacemos para culparlos de nuestra situación matrimonial.
Es tan fácil ver los errores de los demás, nos volvemos analíticos, minuciosos y hasta exagerados cuando nos proponemos sacar los defectos de otros, pero ¿qué tal somos para ver los nuestros? Jesús te pregunta: “¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros, y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú?” Lucas 6:41 TLA a
Todos los seres humanos, absolutamente todos, a excepción de Jesús, claro está, somos imperfectos. La buena noticia es que los defectos se pueden corregir con la ayuda de Dios, pero necesitamos querer ser perfeccionados y no conformarnos con lo que somos o hacemos. La mala es, que si no reconoces y corriges tus defectos, que surgen de tu temperamento y personalidad, cometerás errores y peor tantito, caerás en pecado. Los defectos, errores y pecados pueden afectar negativamente tu relación con tu pareja y llevarte al fracaso matrimonial.
Un defecto es una actitud o comportamiento desagradable que afecta a quienes te rodea e incluso a ti mismo. Un error, es una acción o juicio equivocado y un pecado es el incumplimiento de una ley de Dios.
El gran problema es que nuestra carne tiene mucha influencia sobre nuestra conducta y nuestra concupiscencia nos lleva a brincarnos las leyes establecidas por Dios, cuyo propósito es modular nuestra conducta y relaciones. Todos pecamos, algunas veces sin querer queriendo, pero otras premeditada y deliberadamente, porque nos gusta hacerlo y lo queremos hacer, Santiago 1:14 NTV dice: “La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran”. Como humanos imperfectos nos dejamos llevar por nuestro mal carácter, malos hábitos o costumbres y nos equivocamos, e incluso pecamos, no lo planeamos, la mayoría de las veces es sin darnos cuenta, porque procuramos no hacerlo. A esto le llamamos caer en pecado, algo ocasional, que no sé repetirá, porque nos arrepentimos porque sabemos que está mal, pero otra cosa es vivir en pecado, eso es cuando terminamos practicando lo que nos gusta, de una forma contínua y tratamos de justificarnos y santificar nuestras acciones diciendo que no son pecado, que está permitido, que todos lo hacen, sin ganas de cambiar. El pecado se vuelve nuestro estilo de vida y nuestra pareja es sometida a malos tratos e injusticias, porque lo que hacemos o decimos es ley, sin considerar a nadie más, ni siquiera a Dios. Y aunque ambas cosas son pecado y están mal, no es lo mismo para Dios, que vivas pecando, a que te arrepientas y dejes el pecado, y esa forma de juzgar de Dios, debería ser la que usáramos cuando nuestra pareja peca.
Dios nos ama, pero no tolera nuestro pecado. El Padre es santo, y quiere que nos santifiquemos para tener una buena relación con Él. Jesús se entregó por nosotros para restaurar nuestra imagen con Dios, y el Espíritu Santo nos ayuda en nuestras debilidades, nos enseña y nos motiva a hacer el bien. Así que, el defecto se tolera, pero debe corregirse, como pareja no debemos pensar solo en nosotros, debemos procurar el bien del otro. Pero todos estamos expuestos a equivocarnos, no seamos tan duros con nuestra pareja cuando se equivoca, si bien es cierto que los errores traen consecuencias, también es cierto que se pueden superar si permanecen juntos y buscan la ayuda de Dios, sí, algunas veces hay pérdidas, pero Dios lo permite por algo. En cuanto al pecado, debe desecharse primero, para poderse perdonar y luego olvidar, como lo hace el Señor: “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”. Isaías 43:25 Recuerda que Dios te unió a tu pareja y su orden es permanecer juntos, que nada, es decir circunstancias y situaciones, ni nadie, una tercera persona, debe separarlos.
No crítiques a tu pareja, no la deseches, perdónala y ámala, con todos sus defectos, errores y hasta pecados como lo ha hecho el Señor con nosotros y ayúdala, acércala a Dios, él es el único que puede cambiar a las personas, porque lamentablemente, a veces, ni ellas mismas pueden modificar su conducta porque son esclavos del pecado, su entendimiento ha sido entenebrecido, Efesios 4:18 DHH dice: “Tienen la mente llena de oscuridad; vagan lejos de la vida que Dios ofrece, porque cerraron la mente y endurecieron el corazón hacia él”.
Cuidemos nuestras palabras y acciones, para ser de testimonio a nuestra pareja, sobre todo si es inconversa. Sea paciente, benévolo y ore por su pareja, pero, sobre todo, no caiga usted también en pecado.
“Por lo tanto, no dejen ustedes que el pecado siga dominando en su cuerpo mortal y que los siga obligando a obedecer los deseos del cuerpo. No entreguen su cuerpo al pecado, como instrumento para hacer lo malo. Al contrario, entréguense a Dios, como personas que han muerto y han vuelto a vivir, y entréguenle su cuerpo como instrumento para hacer lo que es justo ante él. Así el pecado ya no tendrá poder sobre ustedes, pues no están sujetos a la ley sino a la bondad de Dios”. Romanos 6:12-14 DHH