Cuando hablamos de dinero sobre todo en estos últimos años decimos "no nos alcanza". No importa si las familias son chicas o grandes, si la pareja es joven o mayor, este es un punto en el cual casi todos batallamos.
El dinero cuando no te falta, lo usas mal o quieres más, pero pareciera que no estamos satisfechos. Y que decir cuando se nos pide a las esposas que hagamos rendir el dinero, tipo como la canción de Bartola que dice: "ahí te dejo estos dos pesos, pagas la renta el teléfono y la luz y lo que sobre ahí lo dejas para tus gastos", como para reírse pero de nervios, porque el marido no sabe ni lo que cuesta una tortilla y quiere que hagamos milagros. Hablando en serio, está muy elevado costo de la vida actual pero también es impresionante lo que gastamos en “antojitos”; si sumamos al mes lo que nos costó el frito, el dulce, la soda y las salidas a comer fuera de casa, nos daremos cuenta por donde se fuga una gran parte de nuestro dinero.
Una manera eficaz de hacer rendir el dinero y hacer con él lo correcto es tener un presupuesto familiar, éste no solo nos sirve para organizar nuestros gastos sino para planear actividades especiales y ahorrar para el futuro.
Existen principios bíblicos que nos pueden ayudar a elaborar nuestro presupuesto para no basarnos solo en lo que nosotros consideramos que es una necesidad o prioridad en nuestra familia sino para atender el sabio consejo de Dios.
No dejemos que la ganancia del esfuerzo de nuestro trabajo se nos escurra de las manos cayendo en saco roto (Hageo 1:6). Si los dos trabajan no tengan cuentas separadas, como pareja hagan juntos su presupuesto, para hacer rendir su dinero y cubrir las necesidades de toda la familia.
Primero revisen cuando ganan, es más sencillo si tienen sueldos fijos, pero si no calculen. Después hagan una lista de los gastos de la casa, escuela, trabajo e incluyan sus gastos personales, sean honestos y estén dispuestos a sacrificarse por beneficio de todos. El presupuesto debe incluir los gastos mensuales e incluso considerar los de largo plazo y sobre todo pongan en primer lugar a Dios, como buenos mayordomos debemos entregar en la iglesia nuestro diezmo, el 10% de todas sus ganancias, para que Dios derrame sobre ustedes bendiciones hasta que sobreabunden (Mal. 3:10), si son fieles se sorprenderán de las maravillas que Dios hará con ustedes.
Es muy importante tener por escrito el presupuesto y revisarlo seguido, pero sobre todo atenerse a él, cuando reciban el sueldo deben distribuirlo de la manera acordada. Y para los casos imprevistos como accidentes, enfermedades y desperfectos, algunos creen que los prestamos parecieran ser la salida a sus problemas, pero no se los recomiendo, porque pagarán de más, se sentirán más ahorcados y si no pagan se angustiarán, además ya saben que Dios no quiere que tengamos deudas (Romanos 13:8). Sean diligentes, es preferible reducir gastos o incluso hasta prescindir de algunas de las cosas para evitar futuros problemas, y si no se puede reducir nada porque ya en sí es estrecho su presupuesto, entonces hay que trabajar más o vender algo, pero que no se les cierre el mundo, Dios está con su familia y los sacará adelante (Proverbios 10:4).
Lo más terrible es cuando nuestras finanzas cambian y estamos impuestos a vivir de una manera que ya no se puede, hay que concebir esa idea, moverle al presupuesto y cambiar nuestro estilo de vida para no caer en la pobreza, dice la Palabra “Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza” (Proverbios 21:5). No debemos gastar más de lo que ganamos ni mucho menos comprar sin medir las consecuencias, nuestra confianza del mañana debe estar en Dios, pero no debemos proceder como insensatos, tenemos compromisos con Dios, con nuestra familia y hasta con la sociedad.
Y como una recomendación especial procuren no usar tarjetas de crédito, porque se pierde muy fácilmente el control de lo que podemos comprar. Dos cosas que debes considerar para que te vaya bien en tus finanzas, haz a un lado la pereza (Proverbios 28:19) y si Dios te bendice, haz el bien (Proverbios 3:27).
A veces nos sentimos como los niños que piden y piden y sus papás les contestan con un rotundo no o un después, porque no me alcanza, y queremos hacer berrinche, eso solo nos duele más porque hacemos el ridículo e igual no recibimos nada. Cuando no se puede, debemos pensar que vendrán tiempos mejores, pero cuando llegue un dinerito extra de algún lado, utilícenlo para consentir a la familia, son buenas las salidas y los regalos de vez en cuando.
