
Cuando nos convertimos al evangelio, nos apartamos del mundo, pero a veces también de nuestra familia en la carne porque rechazan nuestra fe y hasta a nosotros mismos, ya que algunos nos juzgan de herejes o fanáticos, pero necesitamos quitarles esa idea.
A veces no sabemos qué debemos hacer en las fechas especiales con la familia, para estar bien con Dios y con ellos. Sabemos que debemos hacer lo correcto para Dios, sin dejar de cumplir con la familia. Así que es necesario meditar qué es lo más conveniente en cada ocasión.
Hay fechas muy importantes a las que no debemos faltar, como la fiesta de cumpleaños de tu mamá, la boda o XV años de un familiar muy cercano, pero tampoco debes de faltar los domingos a la iglesia, porque es el día del Señor y a los cultos especiales, por ejemplo, la celebración de Navidad de la Iglesia, que es la fiesta de cumpleaños de Jesús, Pentecostés y Semana Santa. Cuando los eventos de la familia y la iglesia son el mismo día, no puedes partirte en dos, pero si racionar el tiempo o priorizar, siempre dándole el primer lugar a nuestro Dios, porque Él se lo merece.
La familia para Dios es sumamente importante, su deseo es que todos los nuestros alcancen salvación y que juntos participemos de las cosas sagradas. Cuando el carcelero le preguntó a Pablo que necesitaba hacer para ser salvo, él le contestó: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa”. Hechos 16: 30-31. Y es que nuestra salvación debe impactar la vida de los nuestros al grado de convencerlos de seguir el camino de Dios. Por otro lado, nuestro deseo debería ser el mismo que el de Josué (24:15), no solo servir nosotros a Dios, sino que toda nuestra familia lo haga. Eso no sucederá si nos alejamos de ellos, estaríamos cerrándoles la puerta a la bendición. Por eso, es muy importante permanecer cerca de nuestra familia, para mostrarles el amor de Dios en todo momento y sembrar el evangelio.
Debemos encontrar las maneras de mantener a la familia unida y mostrarles el amor de Dios. Una sugerencia es que invites a tus parientes a comer a tu casa en grupos pequeños, para tener oportunidad de hablar con ellos del Señor, ya que en grupos grandes es muy complicado tocar el tema, pero no imposible. También promueve reuniones familiares a gran escala, no fiestas, el chiste es que no hagas lo que antes hacías cuando estabas en el mundo, sino que des testimonio de tu fe, para que seas luz en medio de las tinieblas. Considera esto, si ellos las organizan, lo harán a su manera y quizás solo tendrás que hacer acto de presencia y mostrar tu amor y retirarte, porque no te sientes cómodo con la forma en que ellos celebran, pero, si tú las organizas, podrás imponer tu nuevo estilo de vida, un entretenimiento sano y fomentar el amor fraternal.
La familia no se cambia, pero en Cristo Jesús todos podemos cambiar. ¡Sí¡ las personas si cambian si reciben a Cristo en su corazón, y tus seres queridos, no serán la excepción, si se enamoran de Cristo, así que solo necesitas presentárselos para que lo conozcan mejor. Oremos y esforcémonos en compartirles el amor de Dios en Jesús, para que un día nuestra gente esté abierta a la Palabra y reciba a Cristo en su corazón.