El dinero obtiene cada día más valor para el hombre. Frases como: “El dinero no lo es todo en la vida, pero sin él no podemos vivir”; “este mundo se mueve a base del dinero”; “a un perro con dinero se le llama señor perro”; “el dinero no da la felicidad, pero ayuda a superar el complejo de su ausencia”; “el dinero es el sexto sentido, que nos permite apreciar los otros cinco”, etc. nos llevan a ver cómo piensa y siente el hombre. Pero para quienes tienen esos pensamientos, Dios les dice: “Porque todos los males comienzan cuando sólo se piensa en el dinero. Por el deseo de amontonarlo, muchos se olvidaron de obedecer a Dios y acabaron por tener muchos problemas y sufrimientos.” (1 Timoteo 6:10 TLA).

Los que temen a Dios deben aprender a usar bien el dinero. Así que quiero unirme a la recomendación del Rev. Juan Wesley, quien decía que era necesario instruir a los creyentes para usarlo correctamente. Y dio tres reglas claras que si las seguimos al pie de la letra nos convertiremos en mayordomos fieles "de las riquezas de maldad."
I. GANA TODO LO QUE PUEDAS. Wesley era muy trabajador; jamás dejaba pasar la oportunidad de hacerlo con provecho. Escribía libros y abreviaba las obras de otros autores, y sus publicaciones le produjeron fuertes sumas. Vendía a bajo precio, pero en grandes cantidades, obteniendo así grandes ganancias. Su recomendación era que nunca hicieras algo contrario a la ley de Dios y que sin perjudicar tu salud, tu alma, ni a tu prójimo en su cuerpo o en su espíritu, con honradez, industria y juicio, trabajaras y ganaras mucho dinero. Pero después de eso…
II. AHORRA TODO LO QUE PUEDAS. A pesar de obtener mucho dinero, Wesley no aumentó sus gastos, y así ahorraba más y más, de manera que si sólo hubiera guardado, habría llegado a ser muy rico. Su recomendación: No despilfarres el dinero satisfaciendo los deseos de la carne, de la vista o de la soberbia, ni consientas estas cosas en tu familia, no derroches la ganancia. No lo tires el dinero en gastos inútiles. Reduce y no aumentes tus gastos. No compres aplausos caros, conténtate más bien con la honra que viene de Dios. Pero amontonar dinero no es ahorrar, así que...
III. DA TODO LO QUE PUEDAS. Él no se contentó con guardar, como hacemos muchos de nosotros, sino que esta regla fue el principio complementario que hizo su vida tan cabal, simétrica y útil, tomada como un modelo de beneficencia. No guardó su dinero. Daba su dinero tan pronto como lo ganaba. Creía y predicaba que, así como tú mismo le perteneces a Dios, todas las cosas que tienes son de Él, no sólo la décima, la quinta, la tercera parte o la mitad, sino que todo es de Dios.
Así que si quieres ser un mayordomo fiel y prudente de los bienes que el Señor ha puesto en tus manos: Suple todas tus necesidades para mantenerte sano, provee para tu familia y tus empleados y si después de hacer esto sobra algo, haz bien a aquellos que son de la Casa de la fe. Pero si todavía te queda algo, haz bien a todos los hombres, cuando se te presente la oportunidad. Al hacerlo así, das a Dios. ¡Que se acabe la avaricia! Usa todo lo que Dios te haya dado en hacer bien.
Enero 2012