El significado de la palabra esfuerzo en el diccionario es fuerza, ánimo, valor y vigor, pero con mayor intensidad de la normal para realizar acciones físicas o morales enérgicas en busca de un objetivo. Dios le dijo a Josué (1:8), que se esforzará y fuera valiente para hacer la obra que le había encomendado, a nosotros hoy nos sigue diciendo lo mismo: ESFUÉRCENSE.

Muchas cosas se nos van de la mano porque no nos esforzamos, queremos hacer las cosas al ahí se va, sin echarle ganas, sin que nos cueste trabajo, sin pagar el precio, si no son sencillas, mejor nos conformamos y decimos que no sabemos, no podemos, no tenemos tiempo o no tenemos recursos, pero esas son excusas para no hacerlo. El que quiere consigue lo que se propone porque trabaja, porque lucha porque se esfuerza aún en contra de las circunstancias.
Las cosas que nos gusta hacer se dan solas, nadie tiene que recordarnos o apurarnos; otras tantas cosas más, las llevamos a cabo por obligación porque no nos queda de otra, son cargas pesadas que nos cuesta trabajo hacer pero que si no cumplimos con ellas sabemos que las consecuencias nos aplastaran. Sin embargo, hay tantas cosas buenas que hay que hacer (como las de Dios) pero como nadie nos presiona hacerlas ni el mismo Dios (porque espera que las hagamos de corazón, voluntariamente y con pasión), simplemente les sacamos la vuelta, ¿por qué? si son buenas y si quisiéramos hacerlas. Por la lucha entre la carne y el espíritu (Romanos 8), a pesar de ser redargüidos por el Espíritu Santo de diferentes maneras, sucumbimos ante el fruto de la carne no haciéndolas o esperando que otros las hagan por nosotros.
Lo que te quiero recomendar en esta ocasión es que te esfuerces. Si batallas para levantarte temprano a orar, esfuérzate, pon el despertador. Si no estás leyendo la Palabra de Dios a diario, esfuérzate, busca un programa de lectura, ponte metas. Si eres inconstante en tu asistencia a la iglesia, esfuérzate por no faltar. Si tú excusa es que vives lejos, el clima, el transporte, que estás cansado, que tienes mucho trabajo, esfuérzate, supera los límites que el enemigo te pone o que tú mismo inventas. Camina, ahorra, invierte en el reino y no en las cosas del mundo, duérmete temprano. Si no quieres, porque tu carne te domina, esfuérzate por sujetarla. Si no sabes cómo servir a Dios, esfuérzate por aprender. Si nunca has servido a Dios, esfuérzate por hacerlo ahora, no tengas miedo, vence tus temores, deja que Dios te fortalezca en tus debilidades, esfuérzate, Dios te puede usar, solo necesitas echarle ganas.
Hazle tiempo a Dios en tu vida, que no te gane el frío, el calor, la lluvia, la distancia, los recursos, la carne, que nada ni nadie límite tu comunión Dios, esfuérzate. No te conformes, no te detengas, no te justifiques, ni te disculpes, esfuérzate, cómo Caleb (Números 13:30) calla a la gente y dile que si puedes conquistar tu territorio. No es fácil, es dar más, invertir más tiempo, más fuerza y hasta dinero pero hazlo como Pablo, con el mayor placer (2 Co. 12:15), aunque nadie te lo agradezca ni valore tus obras, porque tu esfuerzo tendrá su recompensa, disfrutarás la presencia de Dios, tendrás una vida fructífera, serás bendito y de bendición y un día recibirás la corona de la vida eterna.
Noviembre 2011