Hoy quiero recomendarte a no estar desconectado de tus hermanos en Cristo. La vida cristiana es más que una oración matutina, una lectura bíblica y un culto dominical, es convivir y compartir a Cristo. La iglesia es un punto de reunión para la Koinonia, que es un concepto que nació en el corazón de Dios y se hace realidad en el corazón del creyente cuando éste se involucra con otros cristianos. Porque entonces surge no solo una bella amistad con Dios, sino también con tus hermanos en Cristo.
La iglesia es el cuerpo de Cristo, y dice su Palabra en Efesios 4:16 (TLA): “Cristo es quien va uniendo a cada miembro de la iglesia, según sus funciones, y quien hace que cada uno trabaje en armonía, para que la iglesia vaya creciendo y cobrando más fuerza por causa del amor”. Así que la unión y la armonía hacen que se formen amistades, que recibas el apoyo en los momentos de crisis, que hacer la obra del Señor sea más fácil y produce el verdadero compañerismo que es una bendición. Pero, esa fraternidad no se da en una reunión de domingo, ese es nuestro culto a Dios, donde le alabamos y escuchamos Palabra que nos da vida y dirección, se da cuando participas en otras actividades que la iglesia te ofrece, cuando te unes a una célula, a una organización o a un ministerio, cuando tienes tiempo de compartir con tus hermanos.
A veces tenemos tantas amistades o compañeros de trabajo en el mundo, que no tenemos tiempo para involucrarnos con los hermanos de la fe, pero eso no es bueno, porque la soledad en las cosas espirituales es mala consejera. En un mensaje de mi pastor nos refería el pasaje de: No es bueno que el hombre este solo (Génesis 2:18), no en la relación de pareja, sino en la vida del creyente. Al estar solo David cayó en tentación (2 Samuel 1:1-4); Elías en depresión (1 Reyes 19: 3-7) y a Juan, el Bautista la soledad le produjo dudas (Mateo 11: 1-6). Todos necesitamos de un amigo, un compañero o porque no un discípulo, que este con nosotros y nos anime en las cosas de Dios. Aquellos que están integrados en su iglesia en algo, saben de qué les hablo, pero los que todavía no se han involucrado con sus hermanos en Cristo “no saben de lo que se pierden”.
Así que no esperes a que alguien te llame para hacer ser parte de un algo en tu iglesia, toma la iniciativa, no te aísles, participa.

Julio 2012