“El Señor da tanto la muerte como la vida; a unos baja a la tumba y a otros levanta”. 1 Samuel 2:6 NTV
El mundo está en medio de una pandemia, la más grande de nuestra generación porque nos tocó vivirla, pero en realidad, situaciones similares a ésta ya las vivieron otras generaciones, en otros tiempos. Hay un rumor en las redes sociales de una coincidencia de fechas entre la peste negra, el cólera, la gripe española y el coronavirus, esa teoría sugiere que las cuatro enfermedades se habrían originado con un siglo de diferencia, pero según expertos no son tan exactos los 100 años que se dicen entre una y otra, lo que sí es cierto es que sucedieron y murieron muchas personas.
Otro rumor que sobre este virus circula en las redes, habla de un plan maquinado de los gobiernos para reducir la población. Un recorte de niños, ancianos y enfermos, pensar en que a alguien se le ocurriera matar a la gente, me parece horrible, pero aún si eso fuera cierto, el hombre no tiene el control sobre la vida, hemos visto como pequeños, grandes y aún enfermos vencen al covid19. La vida y la muerte están en las manos de Dios, no de las personas, ni de las enfermedades, ni de los sucesos, Él lo dijo en Deuteronomio 32:39: “Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano” y Proverbios 16:1 DHH nos revela, que el hombre puede intentar hacer algo, pero Dios no queda fuera de su jugada, aunque lo intente porque: “Los planes son del hombre; la palabra final la tiene el Señor”.
Dios creó este mundo y Él lo gobierna. Nuestro nacimiento, vida y muerte están en sus manos. Por Cristo, su Hijo amado, es que seguimos vivos, la Palabra de Dios lo dice: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten” Colosenses 1:15-17
Creo que a muchos nos sorprende lo que hacemos para evitar contagios y muertes, y que no siempre se obtienen los resultados que buscamos. Podemos ver como algunos apenas salían de sus casas, pero en una vuelta contrajeron el virus; otros se resguardaron por completo, haciendo cuarentena, aislados de todos, pero el virus llegó a su casa por medio de familiares o artículos que de alguna manera fueron expuestos al virus. Sin embargo, otros andan por necesidad o por gusto en la calle, en diversos lugares y con muchas personas, y no todos contrajeron el virus. ¿Por qué unos sí y otros no? También hemos podido notar que el virus no actúa en todos igual, algunos ni se dan cuenta que lo traen, otros tienen síntomas tan ligeros que muy apenas lo notan, pero algunos sufren complicaciones, necesitan oxígeno e incluso hospitalización, ¿Por qué unos sí y otros no? Y al final, unos viven y otros mueren ¿por qué? La respuesta es sencilla: es su tiempo (Eclesiastés 3:2).
Contraer covid19 puede ser peligroso, aunque no para todos es mortal. Cristianos y no cristianos están muriendo en la actualidad por complicaciones con este virus, pero sabiamente uno de mis Pastores dijo refiriéndose a un hermano que falleció, “No se lo llevó el Covid, se lo llevó Dios”.
Entiendo que a la mayoría no nos gusta sufrir ningún tipo de dolor, por eso automáticamente rechazamos la enfermedad y la muerte, pero hay algo que debemos tener muy claro, y es que nuestros cuerpos físicos no son eternos, se desgastan, así que, no viviremos con ellos para siempre en esta tierra, en nuestra forma actual, Dios dice en 1 Corintios 15:53 TLA: “Dios cambiará estos cuerpos nuestros, que mueren y se destruyen, por cuerpos que vivirán para siempre y que nunca serán destruidos”. Y Eclesiastés 3 nos habla de que Dios nos da tiempo para todo: hay un tiempo para vivir y un tiempo de morir.
No sabemos cuándo, ni cómo terminará esta pandemia, si algunos seremos librados del virus, sufriremos sus estragos o incluso nos haremos presentes en el cielo, pero sin importar la situación que nos toque vivir, debemos estar bien con Dios, para alcanzar salvación. En la tierra o en el cielo, vivos o muertos, glorifiquemos a nuestro gran Dios, que es bueno y sabio, y que cumple sus propósitos y sus promesas en nosotros.
Septiembre 2020
Exelente muy bonito
EEEE