Estamos en plena época invernal, extrañando el calor. Los dedos de los pies y las manos, parece que se endurecieron y nuestro cuerpo, como que no quiere producir calor por sí mismo, no quiere moverse por el frío que siente. Gracias a Dios, hay varias maneras de quitarnos el frío, pero 4 son las que hoy les quiero recomendar:
ABRIGA TU CUERPO. En esta época es tiempo de usar ropa doble, chamarra, calcetas, gorra, guantes y bufanda, no importa que no te gusten. Con abrigo, el frío no se siente y puedes salir a la calle protegido contra las inclemencias del tiempo. Un cuerpo abrigado, es una manera de protegernos contra las enfermedades.
ACTIVA TU CUERPO. Cuando el cuerpo se ejercita, produce calor y cuando permanece inmóvil, siente más el frío. Así que, lo peor que puedes hacer es quedarte sentado, o hacer solo cosas que no requieran de mucha acción; necesitas exigirle a tu cuerpo moverse. El frío, nos encierra en casa, y eso no tiene que ser así. Si seguiste las instrucciones del punto anterior, podrás tener actividades dentro y fuera de la casa, sin peligro.
ABRAZA A UNA PERSONA. Un abrazo cálido, hasta en verano es bueno. El calor de otro cuerpo, no solo le dará calor al tuyo, sino que animará tu espíritu. No te aísles, ten actividades de grupo, el solo hecho de que varias personas estén en un lugar, produce calor; cuando somos muchos en un espacio, ni calentador se necesita.
NOTA IMPORTANTE: Pero si el frío es muy intenso y hay tempestad, está granizando o algún otro fenómeno climatológico azota la ciudad, es tiempo de quedarse en casa, y considerar la siguiente recomendación:
ACERCARTE AL CALOR. No te expongas en la calle y goza de la bendición del calor del hogar. Usa un calentador, una chimenea o una estufa, ¡¡encendidos, claro está!!, pues ellos solucionarán el problema del frío en tu casa. Pero ten cuidado y toma las precauciones necesarias para evitar accidentes (incendios e intoxicaciones).
No quiero hablarles solo de las cosas prácticas contra el frío climatológico, sino de las que pueden ayudarnos con la frialdad espiritual. También en la vida espiritual, pasamos por temporadas frías, pero debemos estar preparados para enfrentar los inviernos y evitar las enfermedades espirituales, sobre todo las que se vuelven crónicas, y pueden provocar muerte por congelamiento.
Son las mismas recomendaciones, pero en un sentido espiritual:
v Cuando sientas que te estás enfriando espiritualmente, necesitas ABRIGAR MÁS TU ALMA CON LA PALABRA, es tiempo de leer más la Biblia, no basta con leer lo que se lee en la iglesia congregacionalmente, o en los estudios; o solo un Salmo correteado a la hora de salir de casa, sino que necesitas pasar más tiempo leyendo la Biblia, aunque no te guste leer. La Palabra, protege al cristiano, enseñándole la verdad (2 Timoteo 3:16-17). El conocerla evita el enfriamiento, que nos equivoquemos y que caigamos en pecado.
v Cuando te sientas resfriado, enfermo espiritualmente, y no quieras hacer nada, todo te parezca gravoso y se te apetezca más quedarte en cama, necesitas ACTIVAR TUS DONES, ponerte hacer algo para el Señor. Es enfermizo quedarse sin hacer nada, la manera más sencilla de enfriarse es no ir a la iglesia o quedarse sentado en la banca, esperando que otros te saluden, otros te sirvan, otros te llamen, haciendo bulto nada más, o bien, involucrándote lo menos que puedas, es decir, haciendo cosas que requieren un mínimo esfuerzo de tu parte. Necesitas ejercitar los dones que Dios te dio (1 Corintios 12), considera que un don no se pierde (Rom. 11:29), pero si no se usa, no sirve. Si sabes cantar, canta, si no hay lugar en un grupo de alabanza, hazlo en el coro, o como solista, pero canta. Si tu don es la enseñanza, participa en el Ministerio de Educación Cristiana, y si hay muchos maestros, cuida a los niños de una célula o en reuniones especiales, ayuda en las Escuelitas Bíblicas de las Misiones, hay tantas cosas que hacer, pero no esperes a que alguien te lo pida, muévete hazlo tú. No te hagas el occiso cuando alguien requiere ayuda, entra en el calor de Dios, en el mover de Su Espíritu, produce bendición.
v Y si te estás congelando, búscate un amigo, pero que sea cristiano, no estés solo. ABRAZA A UN HERMANO, pégatele, síguelo, cuéntale tu necesidad y deja que él te apoye (Gal. 6:2). A veces no hay necesidad de decir nada, con tan solo estar en el calor del grupo, te encenderás. No tiene que ser el Pastor o un líder espiritual, puede ser cualquier hermano fiel al Señor, pero no te separes del grupo. En una iglesia grande, se puede dar la comunión mejor a través de los pequeños grupos, por eso te recomiendo que participes activamente en tu iglesia, únete a una célula, a una organización o sé parte de un Ministerio. Donde está el Señor hay armonía y calor (Salmo 133). Pero si tú permaneces solo e inmóvil, aunque los demás ardan en el poder del Espíritu, tú seguirás frío.
v Y por último, si te estás muriendo de frío, porque hay una gran tempestad en tu vida o te descuidaste espiritualmente, no importa el motivo, ACÉRCATE AL CALOR DE DIOS, enciérrate con Él, es tiempo de pasar más tiempo en oración. Con Dios no hay peligros, no se acaba el gas, ni se apaga la llama, su calor es muy intenso, pero cálido a tu ser, Él es nuestro Sol Justicia (Mal. 4:2), el que soluciona nuestros problemas, y calienta e ilumina nuestras vidas.
La vida secular nos arrastra hacia el mundo y nos aleja de Dios; a veces no nos damos cuenta, pero bajamos la guardia espiritual, reducimos nuestros tiempos de oración y meditación en su Palabra, nos distanciamos de la iglesia y de los hermanos, justificándonos, pero con pretexto o sin pretexto, el resultado es el mismo, enfriamiento espiritual; y la solución sigue siendo la misma: Acércate al Único que encenderá la llama en ti y avivará el fuego del don de Dios que está en ti (2 Tim. 1: 6).