Cuando se nos está acabando el año, una de las fiestas especiales llena gran parte de nuestro tiempo. Desde antes de la fiesta, los preparativos nos envuelven. Decoraciones, regalos y varias fiestas o “posadas” para organizar o participar, pero eso no es lo más importante.
Mi recomendación para esta temporada es que no pierdan de vista lo que se celebra y sobre todo a quién se celebra, el homenajeado: es Jesús. Les invito a ser parte de la celebración de Navidad y participar desde antes, como lo hicieron los personajes de la Biblia.
Seamos como …
María, usada para que Jesús viniera al mundo, quién engrandeció a Dios por la presencia de Jesús y dejó al Espíritu obrar en su vida.
Como José, obediente a Dios, que no pensó en lo que diría de él la gente, y permitió que Jesús creciera en este mundo.
Como los Sabios, que dejaron su comodidad y emprendieron el camino para encontrarse con Jesús y llenarlo de regalos.
Como los Ángeles, que anunciaron al mundo el más grandioso prodigio: Dios hecho hombre por amor, para pagar por nuestra salvación.
Como los Pastores, que fueron testigos de la gloria de Dios manifestada en el Hijo y corrieron a adorar y luego a dar las buenas nuevas.
Enfrentémonos a los hombres arrastrados por las corrientes del mundo y volvámonos como Juan el Bautista preparando el camino para el Señor.
Y podríamos tomar las posturas de muchos otros hombres y mujeres de la Biblia que desafiaron al mundo por seguir a Jesús y ser testigos fieles del Señor.
Hay que proclamar al mundo que Cristo vino para darnos salvación, hagamos de esta navidad la ocasión de presentar a Jesús a nuestros seres queridos y ofrezcámosle una Fiesta digna para a nuestro Dios. El 24, la fecha en que los cristianos celebramos el nacimiento de Jesucristo dejemos nuestras ocupaciones y diversiones; debemos desafanémonos de todo lo que nos distraiga de hónralo. Ese día vayamos a su Casa, que es el Templo, a ofrecerle un sacrificio de alabanza, con un corazón lleno de gratitud y adoración.

Noviembre 2012