En el Antiguo Testamento leemos una de las profecías mesiánicas acerca de nuestro Señor Jesucristo, la de su entrada triunfal a la ciudad de Jerusalén en un pollino hijo de asna (Zacarías 9: 9). Y en el Nuevo Testamento leemos el cumplimiento en el pasaje de Lucas 19. Para que la profecía se cumpliese tal como decía, Jesús les dio una orden a sus discípulos: Vayan al pueblo que está allá. Tan pronto entren, van a encontrar un burro atado. Nadie ha montado antes ese burro. Desátenlo y tráiganlo. Si alguien les pregunta por qué lo desatan, respondan: “El Señor lo necesita.”
El hombre es quien siempre necesita de Dios, para todo requiere de su ayuda. Dios no tiene necesidad de ninguna cosa, Él es Dios, es Creador, Hacedor y Sustentador de todo, pero a través de este pasaje descubrimos que Jesús si quiere usarnos y nos pide que hagamos lo que necesita. Obviamente que Él podría hacerlo todo mejor que nosotros o mandar a sus ángeles a hacerlo, pero nos ha considerado y ha preferido utilizarnos para hacer Su obra en la tierra a pesar de nuestras debilidades y fallas, porque nos ama y confía en que nosotros también le amamos.
En esta historia encontramos 2 grupos de personas, y un animalito que prestaron un servicio a Jesucristo:
* LOS DISCÍPULOS. Jesús les pidió que hicieran algo porque requería del burrito para entrar a la ciudad. Les dijo vayan, los discípulos no solo eran seguidores de Jesús, eran obedientes, no discutían lo que el Maestro decía o pedía que es algo común entre nosotros, sobre todo cuando se nos pide hacer algo que nunca hemos hecho. Queremos saber el por qué y para qué, antes de hacer algo, a eso se le llama cuestionar a Dios. Nuestra actitud debería ser de una obediencia a ciegas porque el Señor no se equivoca cuando nos pide algo, sabe muy bien lo que está haciendo.
Les dijo desaten, el burro era el que estaba atado, pero hoy en día encontramos a muchas personas atadas por el pecado que necesitan que alguien vaya y las desate. Pero también debemos reconocer que algunos de nosotros tenemos que ser desatados para que el Señor nos pueda usar ¿Qué aspectos, actitudes, pensamientos, conocimientos, destrezas, ideas, estrategias, métodos, etc. tendremos que desatar para obedecer a Dios como Él nos lo pide?
Lo más importante, tenían que decir que es el Señor quien lo pide. Cuantas veces las cosas salen mal porque hablamos por nuestra cuenta y no en nombre de Jesucristo. Nuestros buenos actos, nuestras buenas palabras y todo lo que hagamos debemos hacerlo por y para el Señor, para que la gente lo conozca y glorifique Su nombre.
* LOS DUEÑOS. A pesar de que todo es del Señor, porque Él es el creador y sustentador del mundo, es muy fácil apropiarnos de las cosas, pensando que son producto de nuestro trabajo y esfuerzo, razonamiento razonable y lógico, pero no del todo cierto, porque no es justo si lo decimos, porque a final de cuentas la salud, el trabajo y toda bendición provienen del Padre de las luces. Las posesiones siempre han sido atesoradas en el corazón de los hombres, aun los buenos lo hacen, así que entregarlas o prestarlas como era este caso, cuesta. Trabajamos para nosotros mismos, para beneficio y provecho de los nuestros, pero debemos aprender a compartir y a bendecir a otros. El Señor necesita tocar nuestro corazón y llegar a nuestro bolsillo para hacer Su obra. Porque para hacer la obra de Dios no solo se necesita gente esforzada y valiente que la haga, también se necesitan recursos que saldrán de hombres dispuestos y entregados que a lo mejor no tienen la fuerza o el tiempo para hacer la tarea pero que pueden contribuir para que se lleve a cabo. No se nos dice que dijo literalmente el dueño del burro, pero queda claro que se lo prestó a Jesús porque Jesús hizo su entrada triunfal en el burro.
* EL BURRO. Un instrumento en las manos de Cristo. No era nada especial, era un simple animal de carga, no tenía la gracia de un caballo y como todos los de su especie era un lerdo, pero fue elegido por Jesús para mostrar su humildad. A veces creemos que lo que tenemos o somos no son lo suficiente buenos para Jesús, sobre todo si nunca hemos hecho nada para Dios. Sin ofender con la comparación, algunas personas se consideran torpes y lentas como el burrito, y se sienten inútiles para ser usadas por Dios. Otros no se sienten tan peores en cuanto habilidades, pero se equivocan y caen seguido en el pecado y no quieren darle la oportunidad a Jesús de usarlos por temor a volver a fallarle.
Hay una fábula del burro de cómo sintió que la gloria era suya y se burlaron de él diciéndole que la honra era para Jesús que iba montado sobre él, cosa que así era, pero para los que no tenemos de que gloriarnos, Jesús es nuestra gloria y es quien levanta nuestra cabeza (Salmo 3:3), así que servirlo o serle útil es motivo de gran gozo para nuestra alma y puede ser verdaderamente glorioso, si se cumple el propósito de Dios a través de nuestras vidas, porque Jesús aun montado en un burro es el Rey de reyes.
Dios quiere usarnos, nos necesita, pero espera conseguir hombres fieles e idóneos para la tarea (2 Tim. 2:2), hombres que estén dispuestos a poner en sus manos lo que tienen (Lucas 18: 28-29) y siervos inútiles que hagan lo que tienen que hacer (Lucas 17:10). Así que no te preocupes por lo que harás, por cómo lo harás, por lo que tienes o cómo estás, Dios se encargara de todo. Él restaurará tu vida, borrará tu pasado, te enseñará, te dará el fuerza y tiempo, quitará tus incapacidades y te dará el honor del hijo del gran rey. Porque el Señor en estos días sigue usando nuestras vidas, sigue pidiendo cosas de nosotros y sigue desatando burros para que le sirvan. Prepárate para ser un utensilio en las manos de Dios. No sé de qué manera el Señor requiera tu servicio, pero la forma en que te use no importa, lo verdadero hermoso es que te necesita y que espera tu respuesta.
Marzo 2013