Al iniciar un año, se nos brinda una óptima oportunidad para hacer cambios y mejorar nuestra vida. Una práctica común de algunas amas de casa es aprovechar las fechas de fin de año, o de año nuevo, para hacer modificaciones a la casa; en el menor de los casos, cambias la posición de los muebles. Si pueden, desechan los muebles deteriorados, y hacen el esfuerzo de adquirir nuevos. Cambian cortinas, sacan del closet la ropa que ya no utilizan, y hacer una limpieza tan profunda como les sea posible, encontrando debajo de muebles, los objetos que tenían semanas o meses extraviados. Aprovechan la temporada para hacer reparaciones de tuberías, cableado eléctrico en mal estado, pintura, o hasta hacer alguna pequeña ampliación que brinde comodidad a la familia.
Creo que deberíamos aprovechar cada pretexto posible, para hacer las modificaciones necesarias para mejorar la vista y comodidad de nuestros hogares; pero también darnos tiempo para hacernos, cada uno en lo individual, una remodelación interna; remover un poco nuestras prácticas y costumbres en las áreas emocional, espiritual y física, analizando objetivamente cuales de ellas están haciendo aportes que verdaderamente mejoren nuestra manera de vivir.
Tal vez tengamos que mover de lugar algunas de las actividades que cotidianamente realizamos, modificar otras, y definitivamente desechar las que ya no estén proporcionando el apoyo o mejora que determinadas áreas de nuestra vida necesitan.
Al hacer un análisis y revisión profunda, es probable que encontremos cosas en mal estado, que nos están ocasionando un daño serio por no que no las atendimos en el tiempo requerido.
El Primer Libro de los Reyes en su capítulo 15 registra la historia de un rey llamado Asa, de quien la Biblia dice que “hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como David su padre” 1 Reyes 15:11; el triunfo de su reinado se basó prácticamente en quitar de Israel todo lo que era desagradable delante de Dios.
Muchas de las veces, lo primero que debemos hacer en una remodelación de nuestra vida, es ver cuáles de las actividades que practicamos comúnmente debemos quitar, porque no están acorde a nuestra fe, a los principios de Dios establecidos en su Palabra. Al eliminar ese tipo de prácticas, estaremos dando un gran paso en el proceso de remodelación en nuestra vida.
Lo que sigue, es ver las costumbres que es necesario modificar; algunas de ellas deberíamos cambiarlas de lugar o del nivel de prioridad que les hemos asignado. Y lo mismo, si no pasan el filtro de la Palabra de Dios, hay que extirparlas de nuestra vida.
Y por último, analizar que nos hace falta; pues, con toda seguridad encontraremos algunas actividades o hábitos que son necesarios incorporar a nuestra vida, porque de eso dependerá nuestro crecimiento espiritual y nuestro testimonio.
Si has notado que tu vida requiere urgentemente cambios, no importa que no sea principio de año, proponte realizar una remodelación en tu vida, e incluye este principio que te garantizará que te irá bien en todo lo que emprendas: “Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten”. Mt. 6:33 NTV