Pues cuando habló, el mundo comenzó a existir; apareció por orden del Señor.
El Señor frustra los planes de las naciones y hace fracasar todas sus intrigas. Pero los planes del Señor se mantienen firmes para siempre; sus propósitos nunca serán frustrados.
Qué alegría para la nación cuyo Dios es el Señor, cuyo pueblo él eligió como herencia.