Las preguntas se usan para despertar nuestro deseo de conocer y nos ayudan a reflexionar sobre algún tema en especial. En esta ocasión utilizo una pregunta para centrar tu atención en algo muy importante que pronto acontecerá. Quisiera que medites si comprendes lo que Dios espera de ti y te unas a Su plan. Si la pregunta se queda tal como ésta, seguramente muchos tendremos respuestas diferentes, pero como lo que busco es guiarte a algo específico te daré más detalles.
Mateo 24:35-44 nos habla de una profecía. Las palabras de Jesús son confiables, lo que dice se cumple, además son eternas, porque no se acaban ni se modifican, pasará la tierra, pero lo que dijo permanecerá. Hay muchos detalles sobre la venida de Cristo, algunos detalles, nos lo da a conocer el Padre en su Palabra, otros no, como son el día y la hora, pero lo más importante ya no lo dijo y es que Jesús regresará otra vez a la tierra por nosotros.
Algo que debe llamarnos la atención es que su Palabra menciona que será como en los días de Noé. Se le dijo a la gente lo del diluvio, pero ellos continuaron su vida normal, ignorando la alerta y sobre todo a Dios. En Génesis 6:5, 11-13, nos dice como Dios decidió poner fin a la maldad del hombre. Ellos estaban inclinados, tan inclinados hacia el mal, que se corrompieron. Estaban fuera de la ley de Dios, eran injustos y violentos. El hombre no distinguía entre el bien y el mal, había perdido la noción de lo que era bueno y lo peor era que en su pensamiento estaba hacer lo malo. Me imagino que se atacaban entre ellos mismos y se hacían daño.
¿Creen ustedes que ellos estaban peor que nosotros en la actualidad? Piensan ustedes en ellos al estilo cavernícola, peleando entre sí y golpeándose con lo que tenían a la mano, ¡y nosotros más sofisticados! Si comparáramos estadísticas de número de muertos y formas de destrucción de seres humanos, creó que nuestra generación saldría ganando el título de "sanguinarios". Los malos no hacen daño solo a los malos, sino que son tan crueles que no les importa herir a inocentes, incluso niños con tal de satisfacer sus necesidades de riqueza y poder. En nuestros tiempos hasta "los buenos" se defienden a la mala si alguien los perjudica, muy pocos saben poner la otra mejilla o caminar la segunda milla (Mateo 5:38-48).
Al igual que en aquellos días de Noé, Dios está dando la oportunidad al hombre de arrepentirse de su maldad. No de justificarse, porque algunos pretenden convencer a Dios de que lo que hicieron está bien, que los motivos lo ameritaban, o bien, pasar por inocentes alegando ignorancia, pero entre más nos aferremos a enfrentar nuestros malos actos, menos oportunidad tendremos de ser regenerados en Dios. Recuerden que junto con el arca que le mandó construir a Noé, le dio un mensaje para compartir, en 2 Pedro 2:5 podemos ver que Noé advirtió al mundo del justo juicio de Dios, lo triste fue que solo se salvaron él y su familia, fue porque la gente no quiso escuchar, ni cambiar su forma de vivir. Al hombre le gusta disfrutar el presente, no se preocupa por el futuro, se les hace incierto y muy lejano.
Dios espero pacientemente un arrepentimiento, y digo pacientemente, porque le debió tomar mucho tiempo a Noé construir el arca. Lo que para Dios es tiempo de oportunidad, para el hombre fue tiempo de juerga. No estará pasando así en nuestros días, Dios alarga el tiempo de gracia y el hombre sigue metido en sus asuntos y entretenimientos. Dios es amor, pero también es justo, y en cuando los días de Noé se cumplieron, cerró la puerta y el hombre sufrió el estrago de su rechazo a la salvación. ¿Cómo está nuestra generación con Dios? ¿Viven para ellos o buscan agradar a Dios?
Retomando de nuevo nuestra primera pregunta: ¿Qué espera Dios de nosotros? Queda claro lo siguiente, de los que siguen ajenos a Él, espera que se acerquen y se arrepientan. De los que estamos en su rebaño, espera lo que hizo Noé, que compartamos el mensaje, pesé al trabajo, rechazo y burlas que esto nos ocasione. Dios le está dando la oportunidad al hombre de hoy de ser alcanzado y guardado en su poderosa mano; nosotros somos los instrumentos que usará para llevarles el plan de salvación. Así que, urge proclamar el mensaje, no debemos quedarnos callados. Hay que tocar trompeta de alarma.
¿Alguien de tu familia, un amigo, un vecino o simplemente un conocido? están alejados de Dios. Ensénales la puerta abierta, con tus palabras, con tu testimonio, con tu conducta, ¡Cristo viene pronto! ¿estás haciendo lo que te encargo?
Noviembre 2016