Conocer a Jesucristo es fascinante, nos cambia la vida. La gente cuando se lo presentas realmente lo admira y hasta se enamora de Él. Muchos lo han seguido, pero no todos han permanecido. ¿Por qué? Jesús es majestuoso, divino, celestial, no tiene defectos, el problema somos nosotros, nuestra carne. Nos gusta pensar primero en nosotros, nos cansamos de hacer lo bueno, somos presa de la distracción y la confusión.
Ser cristiano es hermoso pero complicado en un mundo lleno de atracciones, distracciones y circunstancias adversas. Necesitamos enfocarnos en lo eterno y no en lo pasajero, comprometernos con Cristo, con Su verdad y Su voluntad. Considerarlo en todo y para todo. Planear nuestra vida en relación con Él, para ser fuertes y sabios para elegir el camino correcto y no desviarnos del camino más prometedor que poder tener.
¿Por qué muchos retroceden? El Señor ama y llama a todos, porque por todos murió. El mensaje se esparce a todo tipo de persona, así nos lo describe la Parábola del Sembrador (Lucas 8: 4-8, 11-15), pero las personas no permanecen porque les gusta como son y lo que hacen, no les interesa cambiar su estilo de vida para agradar a Dios, prefieren dejar pasar la salvación.
Les hablare de las principales causas del rechazo del evangelio y el abandono de la fe, y cómo enfrentarlas para no desertar:
1. LA OBRA DEL ENEMIGO. Su inmundicia nos aleja de Dios. El pecado es el problema principal del abandono de la fe; el que lo practica es el diablo (1 Juan 3:8). Él ciega el entendimiento y endurece el corazón (2 Corintios 4:4, Efesios 4:17-18). Trabaja con la mente de las personas para que no distingan entre lo bueno y lo malo y solo quieran complacer el deseo de su carne, sin importar lo desagradable que esto sea para Dios. Pero debemos aclarar que no todo lo hace el diablo, sino que nuestra propia concupiscencia es la que nos atrae y seduce (Santiago 1:4) y podemos resistir con la ayuda de Dios si queremos (1 Corintios 10:13), pero muchos no lo hacen. Es muy fácil pecar, el enemigo nos pone la tentación en charola de plata; lidiar con los deseos de la carne es algo real, perdemos cuando nos dejamos llevar y nos entregamos al pecado. La solución para no caer en el pecado es buscar las cosas de arriba (Colosenses 3:1), hacer morir lo terrenal, e invertir más tiempo con Dios, para no ser presa fácil del enemigo y de nuestras pasiones.
2. LAS PRUEBAS. A otros las circunstancias adversas los tumban y no se quieren levantar. Se cansan de esperar en Dios o simplemente no quieren aceptar Su voluntad. Rechazan lo que dice Dios en su caso específico, porque Él no obra como ellos quieren. Así que pretenden resolver sus problemas por sí mismos, buscando soluciones en las cosas o las personas. Estos por lo general se amargan y terminan renegando de la fe y de la existencia de Dios. Lo que debemos considerar en estos casos es que las pruebas son temporales. El tiempo es asunto de Dios, necesitamos ser pacientes. Solo Él sabe cuándo es el momento y cómo obrar a nuestro favor. Debemos convencernos de que Él nos ama y sabe lo que es mejor para nosotros; que no improvisa, no se equivoca, ni llega tarde, es exacto en su proceso. Nos compete a nosotros la perseverancia, Insistir en su intervención. Podemos desanimarnos momentáneamente, sentirnos cansados y hasta solos pero lo que es inaceptable es que decidamos volvernos atrás. Ser fieles, continuar aun sin fuerzas, con temor y dolor, es algo que a Dios le agrada y nos recompensará.
3. EL MUNDO Y SUS AFANES. Y muchos más retroceden porque viven comprometidos con el mundo, al día, según ellos gozando la vida, sin pensar en el futuro o lo planean creyendo que nada puede afectar sus planes, no quieren obedecer al Señor en todo. Quieren vivir a su manera, tomar sus propias decisiones y creen que el mundo les ofrece mejores opciones, simplemente porque no hay que sacrificarse, ni esforzarse tanto. Lamentablemente las cosas no suceden siempre como esperamos y, por otro lado, nuestras acciones tienen consecuencias. Santiago 4:4 nos dice que la amistad con el mundo es enemistad con Dios. No debemos envolvernos en los afanes de la vida, sino ocuparnos de Dios, quien ha prometido encargarse de suplir todas nuestras necesidades, incluyendo las de descaso y diversión. Por eso debemos considerar que, aunque todo es lícito, no todo nos convienen, porque nos podemos alejar de Dios. No siempre es “un pecado especifico” el que hace que la gente retroceda, a veces son las tradiciones, las costumbres, los compromisos, los afanes, las necesidades, los placeres, los anhelos, los sueños, las riquezas como el caso del joven rico (Mateo 10:23) y hasta la familia (Mateo 10:37), esto nos hace ver el gran problema que tiene la gente, no ponen primero a Dios en su vida, ni le da prioridad a su búsqueda por Su reino (Mateo 6:25-34).
4. LA TIBIEZA. Pero tenemos a otros, que toman un poco de todo y se mezclan entre los cristianos. No dan pasos para atrás pero tampoco para adelante, están en "el camino" pero viven una vida mediocre en el Señor. Procuran “guardarse del pecado” pero “viven en el error”, porque no se alimentan verdaderamente de la Palabra de Dios, ésta les entra por un oído y le sale por otro, mejor adaptan la Biblia a su estilo de vida. Son tibios y ni siquiera se dan cuenta, porque pueden estar en las cosas de la iglesia y las del mundo a la vez sin sentir incomodidad, menos preocupación. Y en cuanto a la obra de Dios, se la dejan a otros porque a ellos no les interesa que el reino de Dios sea extendido. No podemos servir a dos amos, porque terminaremos despreciando a uno (Mateo 6:24). Estos casos también los podemos considerar como un retroceso, aunque la palabra que más le queda sería estancamiento. Así que a estos les decimos: Despierta, no te duermas. No te quedes quieto, das pasos para atrás cuando no oras, cuando no lees la Biblia, cuando faltas a la iglesia, cuando no eres parte activa del "Cuerpo de Cristo", necesitas activarte y envolverte más en las cosas de Dios y alejarte del mundo porque éste te alejará del camino de Dios. ¡Qué terrible será que el Dios de la vida nos juzgue y tenga que castigarnos si retrocedemos! (Hebreos 10:30-31 TLA). Yo pienso que cuando alguien no se acerca a Jesús, no lo considera en su vida o se aleja de Él es porque piensa que la muerte de Cristo no le sirve ni la necesita para nada.
Menospreciar el regalo de la salvación es despreciar al Hijo de Dios. Por otro lado, condicionar a Dios para seguirlo y obedecerlo, pidiéndole que haga las cosas como a nosotros nos gusta, resuelva todos nuestros problemas y nos cubra solo de bendiciones, es muy egoísta de nuestra parte. En las buenas y en las malas, en las luchas y las victorias, en la abundancia y en la escasez, debemos estar juntos, permanecer fieles a Dios, porque Él es fiel a sus promesas. La vida está llena de fatalidades, pero no estamos solos, Él está con nosotros y si nosotros cumplimos con Él, todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28:20).
El autor del libro de los Hebreos nos dice acuérdense que fueron iluminados y sostuvieron un combate de padecimientos. Muchos cristianos pasan diariamente por escasez, enfermedad, han sido insultados, despojados, maltratados y algunos hasta han vivido experiencias terribles, pero todo esto les ha servido para ser compasivos y vivir con alegría sin importar que les falte algo, porque saben que Dios está con ellos y que les tiene preparado algo mucho mejor y más duradero. Han reconocido que todo lo que nos acontece, aun las dificultades y los sufrimientos que vivimos desde que nos convertimos al evangelio nos enseñan a esperar en nuestro Dios, ver milagros y saborear la victoria en el Señor aquí en la tierra.
Por eso en las situaciones adversas, en las tentaciones y en todo tiempo, necesitamos estar con Dios y confiar en Él. Tenemos que aprender a ser fuertes en Él, porque sólo así sabremos esperar y dejar que Dios cumpla su perfecta voluntad en nuestra vida. No te desesperes, falta muy poco, pronto volverá Jesús, ¡Ya no tarda! y Su promesa es que los que son fieles en todo y confían en Jesús vivirán para siempre; pero si lo dejan perderán lo que han ganado. Lo bueno es que nosotros vivimos como los justos, por fe, porque no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma (Hebreos 10:38-39).
En Hebreos 11 se nos habla de los héroes de la fe, muchos no alcanzaron lo prometido en la tierra, pero sabían que Dios cumpliría sus promesas en ellos, así que murieron confiados y felices creyéndole a Dios. ¿Y tú, le crees a Dios? Camina hacia el frente, porque Dios no quiere que nada ni nadie te haga retroceder, sino que crezcas, que madures, que no te canses de esperar en Él. Sigue adelante en las buenas y en las malas, con paso firme en el Señor, si lo haces recibirás la corona de la vida (Santiago 1:12).