El asunto del regreso de Jesús no debe causar tristeza, ni preocupación en nosotros si estamos bien con Dios. Él no viene a castigarnos sino a liberarnos.
El Apóstol Pablo en su primera carta a los Tesalonicenses les habla de la venida del Señor y les exhorta a estar listos para cuando eso suceda, no les da fecha, pero aclara que no la necesitamos saber, porque estamos en la luz, en otras palabras, no importa cuando regrese, estamos esperándolo. Lamentablemente algunos no saben si están listos para irse con Dios, porque no viven para Él, sino que están afanados en sus quehaceres cotidianos y no lo buscan como debieran. Otros, por lo que podemos leer en las cartas a los Tesalonicenses, no comprendían el verdadero significado de su venida, pero habían dejado de trabajar, desafinándose de las cosas del mundo, pero sin atender los negocios de Dios; ellos querían que la iglesia se ocupará de ellos.
Su venida no debe sorprendernos, porque lo estamos esperando. En la Biblia podemos encontrar innumerables pasajes que nos hablan de cómo quiere Dios que vivamos y lo que espera de nosotros. Pero en está ocasión quisiera hacer hincapié en las instrucciones que da Pablo a los Tesalonicenses.
1. Conságrense a Dios (4:3). Apártense para Dios. No pequen, vivan una vida santa. Deben controlar su propio cuerpo, como algo sagrado y digno de respeto. Dominar sus malos deseos y portarse como los que creen en Dios.
2. Amen a sus hermanos en Cristo (4:9). No deben aprovecharse de ellos, sino convivir con ellos y soportarse los unos a los otros.
3. Trabajen (4:11), para ganarse la vida y que no necesiten pedir ayuda. No estén sin hacer nada, sino sean trabajadores ejemplares. No quieran que otros paguen sus cuentas, ni sean carga ni molestia para nadie.
4. Respeten a los líderes de la iglesia (5:12) Ellos les enseñan a vivir su vida cristiana. Deben tratarlos con respeto y amor.
5. Exhórtense entre ustedes (5:14) Reprendan al hermano desobediente y al que no quiere hacer nada, animen a los que son tímidos, apoyen a los débiles en la fe y ténganse paciencia los unos a los otros.
6. Hagan el bien (5:15). No devuelvan un mal con otro mal, sino esfuércense por hacer el bien a los hermanos y a todo aquel que lo necesite.
7. Siempre estén contentos (5:16-18) Llevando todo en oración a Dios y agradecidos por cualquier circunstancia que vivan, pues Dios está con ustedes y los librará de todo mal.
8. Vivan en el espíritu y no en la carne (5:19-21) No alejen de ustedes al Espíritu Santo, ni menosprecien la profecía. Sometan todo a prueba, retengan lo bueno, desechen lo malo.
9. Sirvan a Dios (5:23 TLA). Manténganse ocupados en la obra de Dios.
Parece difícil pero no lo es, no estamos solos, Jesús está con nosotros todos los días, el Espíritu Santo nos recuerda las cosas, nos guía y además nos ayuda en nuestras debilidades, y también tenemos a nuestros líderes espirituales para guiarnos y a los hermanos en Cristo para apoyarnos, somos familia, así que debemos procurar integrarnos y permanecer unidos para contar con ellos en el momento que los necesitemos.
Julio 2016