“¡Basta ya de dormir, perezoso! ¡Basta ya de estar acostado! Mientras tú sueñas y cabeceas, y te cruzas de brazos para dormir mejor, la pobreza vendrá y te atacará como un vagabundo armado”. Proverbios 6:9-11 DHH
Muchos se la pasan durmiendo, en la siesta y en descansitos, se han cruzado de brazos y terminarán pobres. ¡Cuántos hay que son amantes de la comodidad¡, viven como haraganes, porque no quieren esforzarse ni físicamente, ni espiritualmente, no quieren hacer nada, menos participar en la obra de Dios.
El término de haragán se aplica a la persona que no quiere trabajar o no cumple con su trabajo por pereza o falta de interés. Al haragán hay que despertarle y obligarle a levantarse, siempre tiene una excusa para no hacer su trabajo, siempre está cansado. Cree que descansando recobrará las fuerzas, pero se engaña a sí mismo, porque cuando se despierta, pide que se le deje dormir otro poco. Vive en una continua siesta, y no cumple con sus quehaceres. Pero la pereza le traerá consecuencias, pronto tendrá necesidades y se volverá pobre. Además, la flojera reduce nuestras fuerzas (Prov. 24:10).
Los primeros versículos de Proverbios 6 nos dan el ejemplo de la hormiga, un pequeño insecto que vive en una sociedad organizada y disciplinada, en donde no tienen quien les obligue por la fuerza a trabajar. Son unas obreras laboriosas, porque su instinto las hace cumplir con lo que le corresponde y por lo tanto, son muy productivas y previsoras, ya que aseguran su comida almacenándola para no pasar necesidad. Una particularidad que me encanta de las hormigas es que cuando no pueden acarrear algo por resultarles pesado, vienen los refuerzos y entre todas completan su trabajo. ¡Ojalá en nuestras iglesias veamos una cooperación similar!
Dios es nuestro proveedor y sustentador, pero nos ordena trabajar. Él mismo trabajo con la creación 6 días y descanso uno. Jesús nos dijo en Juan 5:17: "Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo". El trabajo deja de ser una maldición (Génesis 3:19) cuando ves el fruto de tu esfuerzo. Tener lo que necesitamos es disfrutar de nuestro trabajo, y eso es un regalo de Dios. Así que te invito a trabajar en todos los sentidos: material y espiritual, pero hacerlo con excelencia. Dio nos da la fuerza, la capacidad e incluso lo que tenemos que hacer. Así que seamos diligentes en nuestras tareas y sabios administradores de lo que tenemos, previendo para el futuro, descansemos en las promesas de nuestro Señor.
Julio 2016