Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Los sueños son imágenes o escenas que visualizamos en nuestra mente. Hay diferentes tipos de sueños.
Los sueños que tenemos dormidos. Dicen que básicamente, soñamos porque nuestro cerebro no se detiene, de manera inconsciente seguimos trabajando en la mente situaciones vividas o anhelos latentes que ni dormidos soltamos.
Los sueños de Dios. Conocidos como sueños proféticos, porque Dios nos habla a través de ellos. Visiones que no deberían ser confusas si conocemos la Biblia.
Los sueños que tenemos despiertos. Son otro tipo de sueños, son lo que creamos en nuestra mente, despiertos. Estos son muy comunes, a todos nos da por soñar en cumplir nuestros gustos, imaginando que podemos obtener lo que queremos sin tanto esfuerzo.
De los primeros sueños, solo podemos decir que nuestro cerebro recuerda; no siempre son coherentes, ni reales y algunas veces se convierten en pesadillas; pero gracias a Dios son solo sueños, a la mayoría se nos olvidan, de hecho, algunos al despertarnos ni los recordamos. Los segundos, no todos los tenemos, pero Dios puede hablarnos a través de ellos en Hechos 2:17 dice: “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños”. Con este tipo de sueños debemos tener cuidado de las siguientes cosas:
1) PROBAR SI SON DE DIOS. La Biblia nos habla de muchos sueños proféticos cumplidos, pero también nos habla de que el enemigo también trata de confundir a los hijos de Dios mandando sueños, a los que Jeremías (23:32) llama mentirosos: “He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová”. Los sueños de Dios son proféticos, por lo tanto, su propósito es como dice 1 Corintios 14:3 para edificación, exhortación y consolación de los hombres. Cuando no se cumple el propósito de Dios en un sueño entonces debemos desecharlo porque no es de Él.
2) EVITAR HACER INTERPRETACIONES PRIVADAS. “No hay que hacer ni decir más de lo que dice la Biblia”. (1 Corintios 4:6 TLA), así que cuando alguien tiene un sueño de este tipo primero debe escudriñar en la Palabra para confirmar lo que Dios quiere y después acercarse a sus líderes espirituales para que le ayuden y guíen para darlo a conocer en el momento y lugar indicado a la persona o grupo para el cual está destinado el mensaje.
3) ATENDER A ELLOS. De nada sirve una revelación de Dios si no la consideramos. En 1 Tesalonicenses 5:20-21, el Señor nos pide: “No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno”. Así que cuando tengas un sueño o alguien te platique uno de este tipo, considéralo y haz algo al respecto. No te confundas Dios no cambia, ni su Palabra, todo está dicho en la Biblia, jamás te hará, dirá o pedirá algo contradictorio y siempre será para bendición tuya, de alguien en particular, o bendición de muchos, así que debes buscar que su Palabra se cumpla.
De estos dos tipos de sueños no tenemos control, pero de los últimos sí. Algunos soñamos mucho despiertos. Pensamos que no hacemos daño a nadie, que soñar no cuesta nada, que solo son sueños. La realidad es que algunos se les va la vida en irrealidades en lugar de hacer algo para lograr alcanzar sus anhelos o disfrutar lo que tienen. Necesitamos analizar correctamente nuestros sueños para encausarlos en el Señor, pues no debemos anteponer nuestros anhelos de autorrealización personal y profesional al propósito de Dios para nuestra vida. En nuestros sueños normalmente nosotros somos la figura principal, todo gira en favor nuestro, eso es egocentrismo. Cristo es nuestro Rey y el mundo lo necesita a Él, así que Él quiere usarte como un instrumento en Sus manos para beneficio de esta humanidad; que tus dones, talentos, ministerio y vida misma sean utilizados para guiar a otros a la “Luz verdadera”. Él no te pide que no tengas metas personales, pero te dice “Deléitate en el Señor y Él concederá los deseos de tu corazón” (Salmos 37:4), así que si buscamos agradar a Dios, desearemos lo que Él tiene para nosotros. Sus caminos y pensamientos son más altos que los nuestros (Isaías 55:9); Dios nos bendecirá grandemente si ponemos toda nuestra vida en Él, no podemos imaginarnos como será, pero será mejor de lo que creemos.
En cuanto a tus anhelos terrenales, yo te invito a que, en lugar de soñar despierto, te pongas metas, haz una lista de ellas, ora a Dios y si Él te muestra que no afectan tu vida espiritual ni van contra la Palabra de Dios, proponte alcanzarlas; pero sé realista, conforme a tus posibilidades, tiempo, fuerzas y dinero. Planea por día, por mes o por año y cobra ánimo, Dios bendecirá el trabajo de tus manos, pero nunca permitas que las cosas perecederas te absorban tanto que no atiendas el llamado de Dios para tu vida en esta tierra.
Lee el capítulo 16 de Proverbios, titulado los planes humanos y la respuesta de Dios en la versión de Traducción al Lenguaje actual. Los versículos más impresionantes para mi fueron los siguientes: El primero y el último que dicen: El hombre propone y Dios dispone. Y los que dicen: Deja en manos de Dios todo lo que haces. Más vale ser pobre pero honrado, que ser rico pero tramposo. El hombre planea su futuro, pero Dios le marca el rumbo. No hay rey que cometa errores, si deja que Dios lo aconseje. Dios quiere que seas honrado. El buen administrador prospera. Vale más ser paciente que valiente; vale más dominarse uno mismo que dominar a los demás.
Concluyo diciéndote, aunque parezca repetición, el consejo es el mismo, que para no errar, leas la Biblia todos los días, ores pidiendo sabiduría para no alejarte de su camino y voluntad, ni siquiera en y con tus sueños.